martes, 13 de abril de 2010

NO DEBÍ...

caminando a las orillas del Chenna congelado, me seguían en fila india las palabras, las frases inconclusas, reflexiones. paraba a mirar los primeros patos que llegaban hasta algún pequeño ojo de agua que parpadeaba craquelado y mis seguidoras se agachaban conmigo peligrosamente con el mismo vértigo que me estaba matando. transcurrían los minutos y dentro de mi empecé a escuchar derretirse el hielo, él lloraba dentro de mi y mis companeras de caminata también comenzaron a llorar... las enfrenté, les dije, si no eran ellas el río por qué se derrumbaban y su respuesta fue que era cierto, no eran el río, ellas eran yo misma y mi alma se iba abajo, se desplomaba detrás de las quimeras igual que el hielo que ahora se llevaba la primavera. he caminado tantas veces, a la orilla de algún río, he copulado al su lado, he bebido con frenesí vino tinto y aire, me he hartado de la Naturaleza y aun así he quedado hambrienta.. . ¿por qué antes no dolía ese hambre ¿por qué mi organismo no replicaba con el ímpetu de hoy? creo comprender entre las brumas de mi entendimiento intermitente como fiebre palúdica... antes Eros estaba congelado como río del ártico, hoy, bulle. Su naturaleza de fuego como infierno vomitando miles de demonios en forma de verbo. caminaré hasta que muera y me seguirán por algún tiempo, ellas, las palabras, pero a partir de este paseo siento que gotea de tristeza la estaca de hielo que se ha quedado incrustada en mi pecho. maldita caminata y aun así no pararé de hacerla cada día aunque por cada vez que la haga discurra en cada paso una llorosa reflexión que nunca debí haber hecho...

ana lucía montoya r.
abril 2010