martes, 17 de junio de 2008

NO CODICIARÁS

El tenía el placard vacío, comparado con el de su hermana. Un día muy enojado decidió que algo debía hacer para tener la misma atención que ella.

Así que al día siguiente muy de mañana se pintó los labios, las uñas y se arqueó las pestañas amarillas.

Desde aquel mismo momento se hizo llamar, luz ya que el llamarse lucio le quedaba mal con vestido con florcita.

Su padre terminó enloqueció y su madre quedo vegetando, mientras el/la, sigue esperando mientras su placard todo azul, sigue vacío igual que antes.


No es bueno codiciar los bienes ajenos….





Juan Ricardo Sagardía

SANTOAMOR

sábado, 14 de junio de 2008

Más allá del espacio





Quizá el tiempo no me deje ver más allá del espacio y si pudiera me alejaría para poder soñar. Las estrellas de mi cielo sonríen debajo de ese manto negro, como si estuvieran colgadas de un alfiler esperando un descuido del firmamento para caer, dejando una estela tras de si.

Es la fugacidad de la noche la que suspira dentro de un rincón húmedo, a la orilla del mar está la habitación de los secretos que esperan encontrar la tranquilidad de las olas.

Deseo encontrarme conmigo misma y por cada lamento dar un paso, seguir por este sendero que me da la vida, correr por todas las distancias y que mis huellas perduren grabadas en un suelo de vivencias.

Me gustaría levantar los brazos y tocar el cielo, saber el material de su andadura, la suavidad de las nubes, la belleza de su canto. Es tan sólo un momento el que separa mi espacio del tuyo, es tan sólo un recuerdo el que nos hace despertar a la mitad del recorrido. No mires atrás, no quiero un futuro de recuerdos, sino de experiencia, que me ayude a ver mi reflejo colgado de tus ojos y poder besarlos como si fueran flores de primavera.

Comparte mi sueño y si quieres hagamos juntos la realidad del momento, para tener nuestro presente colmado de experiencias.


Erika Martínez Rodríguez

viernes, 13 de junio de 2008

EL ORIGASMIO

Las sujeto con los dedos, como acariciándolas. Se ponen tensas, casi de textura acartonada, pero suaves como el origami.
Por la calle, bajo la ventana, un desfile de escotes me pone a cien. Son las ventajas de tener situado el despacho en un entresuelo, en zona peatonal y comercial. La visión del canalillo es magnífica. A veces incluso juego a las adivinanzas: ésta tipo platillo, esta otra ubre de cabra, ésta tipo escoba caídas hasta el suelo, todavía instalado en el recuerdo de aquella clase magistral de antropología, cuando cursaba primero de medicina, y en la que no se oía respirar ni a una mosca si el profesor se ponía a explicar las variedades.
Tiro suavemente de las puntas y reaccionan al estímulo. Se ponen rígidas.
Me gusta ver pasar a las mujeres bajo mi ventana. En muchas ocasiones me enamoro perdidamente de alguna de ellas, sin que se den cuenta. Observo cómo caminan, cómo se contonean, cómo se detienen ante un escaparate y se remiran en el reflejo del cristal.
Noto el calor aproximándose a mi cintura y me excito. Aprieto los dedos y, al hacerlo, noto que inconscientemente empujo, echo hacia delante el cuerpo en un voluptuoso ademán, como un toro de un solo pitón aceptando el reto del capote. Cuando tiras de algo con fuerza la cintura hace contrapeso y se dispara. Me aproximo a aquella excitante fuente de calor. Me arrimo ya sin ningún tipo de pudor hasta casi quemarme, piel con piel. Lo introduzco todo mientras sigo tensando con los dedos. Va entrando y yo acaricio la superficie con ternura para que se mantenga lisa y suave. La pongo a punto como si fuera un verdadero mago de la seducción y no se me eche atrás en el último momento o se enfríe.
Miro otra vez por la ventana. Me gusta la morena de la izquierda que se ha parado a ver el sujetador negro expuesto en la tienda de lencería.
Pongo toda la atención para hacer que las partes coincidan al unísono en el momento cumbre mientras sigo apretando, tensando con los dedos. Ah... Aaah... Aaaaah....Siento un gratísimo estremecimiento. Después, me relajo. Operación concluida.
Giro la vista. La morena desaparece en un segundo, dejando el escaparate vacío.
Entonces retiro las pastas del libro que, una contra otra, para que solamente resulten por una cara, me encontraba plastificando. Las separo y apago la máquina no sea que se me queme. Todo está listo para el encolado.

Abril 2008©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España
www.eltallerdelpoet a.com

miércoles, 11 de junio de 2008

Y TODAVIA ENTRE NOSOTROS

A Adrienne Rich, alta Hermana en la noche, soror.

Ahora y antes de que sea demasiado tarde.

Y TODAVIA ENTRE NOSOTROS

Wozu, Dichter?



en esta luz frágil recordarte,

Hermana, alta muy alta

hoy entre nosotros,

una vez entre nosotros

en la noche profunda del mundo

bajo la voz y los gritos

y entre los escombros

de Bagdad o de Haifa,

sordo ya por el llanto atroz

de sirenas que no salvan,

recordarte -recordarte

y en largas marchas

sin otra cruz en la boca

en la simpleza del minuto

recordarte como el cielo

graba el trazo de un cometa

recordarte

en el exilio caído dentro

y estos rotos tan rotos

cristales del alma

recordarte, hoy entre nosotros

todavía entre nosotros

a ti que tienes la exacta

edad de mi padre

la nacida donde Poe

la que lleva adelante

el jirón retorcido

de nuestra última bandera

la que nunca van a pisar

impuras pezuñas ni botas;

a millones de años de luz

del lobo negro

en su casa blanca

en amplia vigilia los ojos

ah tan abiertos

a este denso tiempo

de hierba agostada

pero nunca te vayas de aquí

todos los ágiles reyes

de violados bosques

te esperan en silencio

te llevarán en andas

cuando mueras

serás espectro radiante

y Mujer

en la gloria

de sus cornamentas

y no será preciso ya

hablar de árboles

con metáforas puras,

si alcanza un eco de tu verso

para hacer una pradera

en el ojo de la borrasca.



A ti, hermana Adrienne,

la muy amada en el Norte,

alzo ahora tu canto

y sobre todos los huracanes

lo alzo de nuevo y lo llevo

herido numca muerto

hasta cualquier otra vida posible

a través de la metralla lo alzo

entre niebla,

a Nazareth y a Beirut

a tus interminables exilios

hasta la más extranjera

mujer de tu tribu

lo abrigo y lo alzo,

con sangre y lágrimas secas

lo alzo y me ampara

la sombra de la sombra

de tu mítico nombre

lo alzo y me ampara,

lo alzo y me ampara.



Al fin los misiles, los tanques

silencian sus bramidos,

hasta los asesinos más viles

callan,

si grito ahora la sola

mitad del poema

y pregunto en tu nombre:



-¿Qué tiempos son éstos?



se mueren todos

y cada uno se muere

ante ti

vil metal retorcido

mugriento

de pura vergüenza.

Alejandro Drewes

martes, 3 de junio de 2008

TACTO

Hoy sé que vive al adorar su piel,
la sometida brisa transparente,
en el atardecer
de aquel anochecer
de madrugada
el tacto
miente.

Hoy su dolor advierte.

Un día del ayer
sin madrugada,
fue de ámbar la colina de su vientre
al tacto;
pianola y volantín
dulce y amargo
estar aquí.

Macabro.

La gubia en el taller
la cama sin hacer,
todo es de esponja.
Se persignó el ayer vestido de mujer
quedó el perfume.

Al tacto:
recaudará dolor,
amor,
desilusión,
de alto calibre.

Vendrá su luna azul
calmando su inquietud de trocha angosta.
Que si el olvido importa
no hay olvido.
En eso se equivoca... porque quiere
tras de su espina fiel, la rosa muere,
sentencian las orquídeas ,sol y viento :
**lo huído , permanece.**

Hoy sé que él vive
bajo un gabán pesado
amaneció sin lado y sin arneses
en sombras de un millón de evocaciones.

Tacto.

Al descolgar las fotos... se envejece.

Concha Luis

domingo, 1 de junio de 2008

A TIEMPO


Autor:© Jesús Alejandro Godoy

Me había llegado la avaricia cuando ya no tenía qué guardar, y la magia de los sentimientos, cuando todos a los que había amado ya se los había llevado el viento.
Me hubo de llegar los mejores libros y las más vastas leyendas, cuando mis imaginaciones solamente divagaban entre el ayer, y un mañana que era igual a otros que había visto nacer.
Llegaron otoños cuando ya no había árboles en mi casa, y las nubes cuando ya no podía apreciar el cielo; llegó la ira, cuando todo estuvo perdonado, y se presentó mi Dios, cuando ya todo lo había solucionado por mi cuenta.
Me había llegado la fortuna cuando hube aprendido el valor de la verdadera fortuna, y llegó la paz, cuando mi cuerpo destartalado quiso entrar a batallar por el honor perdido.
Me había llegado el silencio, cuando mis mejores ideas se presentaron, y con él, la magia del asombro, cuando todo se me había explicado.
Me habían llegado las sonrisas más bellas, cuando ya no había motivos para la alegría, y las justificaciones más exactas, cuando todo era válido e ilimitado.
Me había llegado el tiempo a destiempo y junto a él, una leve brisa de madrugada, que cantaba la desdicha de todos los que llegaban a tiempo a su pasado, y dejaban en el hoy su reflejo en las aguas de un río que lloraba primaveras; me había llegado el tiempo a destiempo, y con él, mis pupilas se empezaron a vestir de ayer y mis oportunidades de sueños; y aunque yo aún era joven, parecía que me habían llegado los años por vivir, cuando mi alma soñaba con la eternidad.
...Y mientras cavilaba en todo esto, me desperté una madrugada cantado las desdichas de todos aquellos que llegaban a tiempo a su pasado; sé que era una canción bella; que me había llegado cuando ya no había melodía perfecta, que endulzara los días de los que se habían quedado soñando el ayer.

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