miércoles, 11 de junio de 2008

Y TODAVIA ENTRE NOSOTROS

A Adrienne Rich, alta Hermana en la noche, soror.

Ahora y antes de que sea demasiado tarde.

Y TODAVIA ENTRE NOSOTROS

Wozu, Dichter?



en esta luz frágil recordarte,

Hermana, alta muy alta

hoy entre nosotros,

una vez entre nosotros

en la noche profunda del mundo

bajo la voz y los gritos

y entre los escombros

de Bagdad o de Haifa,

sordo ya por el llanto atroz

de sirenas que no salvan,

recordarte -recordarte

y en largas marchas

sin otra cruz en la boca

en la simpleza del minuto

recordarte como el cielo

graba el trazo de un cometa

recordarte

en el exilio caído dentro

y estos rotos tan rotos

cristales del alma

recordarte, hoy entre nosotros

todavía entre nosotros

a ti que tienes la exacta

edad de mi padre

la nacida donde Poe

la que lleva adelante

el jirón retorcido

de nuestra última bandera

la que nunca van a pisar

impuras pezuñas ni botas;

a millones de años de luz

del lobo negro

en su casa blanca

en amplia vigilia los ojos

ah tan abiertos

a este denso tiempo

de hierba agostada

pero nunca te vayas de aquí

todos los ágiles reyes

de violados bosques

te esperan en silencio

te llevarán en andas

cuando mueras

serás espectro radiante

y Mujer

en la gloria

de sus cornamentas

y no será preciso ya

hablar de árboles

con metáforas puras,

si alcanza un eco de tu verso

para hacer una pradera

en el ojo de la borrasca.



A ti, hermana Adrienne,

la muy amada en el Norte,

alzo ahora tu canto

y sobre todos los huracanes

lo alzo de nuevo y lo llevo

herido numca muerto

hasta cualquier otra vida posible

a través de la metralla lo alzo

entre niebla,

a Nazareth y a Beirut

a tus interminables exilios

hasta la más extranjera

mujer de tu tribu

lo abrigo y lo alzo,

con sangre y lágrimas secas

lo alzo y me ampara

la sombra de la sombra

de tu mítico nombre

lo alzo y me ampara,

lo alzo y me ampara.



Al fin los misiles, los tanques

silencian sus bramidos,

hasta los asesinos más viles

callan,

si grito ahora la sola

mitad del poema

y pregunto en tu nombre:



-¿Qué tiempos son éstos?



se mueren todos

y cada uno se muere

ante ti

vil metal retorcido

mugriento

de pura vergüenza.

Alejandro Drewes

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