Nada de lo que me digan
me hará cambiar
la forma en que veo el mundo.
Puedo aceptar diferencias,
acompañarlos hasta los muelles
de sus puertos.
Mirar juntos como amanece entre las brumas.
Tocar el agua,
quitar mis zapatos
y sumergirme desnudo.
Lleno de sorpresas,
quizás con la cara iluminada.
Y tal vez otra yacerá bajo la sombra de un uvero,
y esperará a que sus frutos;
caigan, y con mis pies,
podría macerarlos
y beber con el mundo
sus canciones y entonarlas hasta la saciedad.
Incluso arrancarme parte de los prejuicios
mirando el amanecer.
Conectarme a tus ojos
y que miremos todos un sueño.
Nada de lo que me digan
me hará cambiar
la forma de mirar el mundo.
Entre flashes y autos,
cybers y cartas,
queda siempre un profundo tiempo;
un árbol que me une a la luna
y me ata los pies.
Luis Gilberto Caraballo 2009
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