Cuida que me cuidas,
guarda que me guardas,
desde tu torre mástil, solitario,
en medio de las banderitas celestes y blancas,
a metros y metros de los mortales
con tus binoculares omnipresentes,
como pequeño vigía lombardo
siempre atento nos abarcas.
Mi auto, mi querido auto
te encomiendo esta noche .
No pondré alarma
ni trabavolante.
Dejaré mi estéreo puesto.
En el mundo ideal
que recorre tu mirada
no existe dolo ni caco cercano.
Por el estacionamiento infinito voy
y veo, como tus nobles vasallos,
en eléctricos carritos
-pintado el escudo de tu casa-,
recorren bajo tus precisas,
bajo tus preciosas órdenes
todo recoveco, toda oquedad.
Escucho tu voz,
por el éter, portentosa
y sueño entonces
sueños más tranquilos.
Me encamino con alegría perfecta
a comprar huevos de pascua,
con mis perfectos nenes
que pedirán cuanto vean en las góndolas
acomodadas perfectamente,
y que meteré en el changuito
para su felicidad perfecta.
Pagaré con mi tarjeta perfecta,
a la perfecta cajera
que me dará por vuelto
una sonrisa perfecta .
¡Qué mundo perfecto!.
Y vuelvo
por el inacabable estacionamiento.
y diviso
tu dorada figura vigilante
y llego
al reposo de mi auto bienamado.
y ¡a la mierda ..!,
me lo robaron.
Fantasma Bet
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