viernes, 4 de abril de 2008

Balagan, era el día cero del infinito y todo era un tobabou,
el "ruaj"- viento, espíritu- del la creación limpiaba todo,
disgregaba al firmamento y entonces se hizo la ciela y el tierro, el
díe y la nocha, todo es lo mismo cuando se lee y se "comprende",
porque "como es abajo es arriba y como es adentro es afuera" Y
entonces cuando un corazón abre su boca no quiere decir que sea para
comerte mejor, quiere decir que es para amarte mejor, aprenderte
mejor, saberte mejor.
Y sabiéndote, para que sepas, debió existir un Orden y no es porque
sí, en los órdenes se dan las estructuras, esas organizaciones tan
necesarias para aparecernos y desaparecernos.
Y qué hay detrás de una estructura que puede ser una muralla, tras la
del frente de mi casa, hay una plaza, hay niños, hay flores, hay
cielo, hay alma o espíritu como quieras llamarle, siempre que hay una
muralla sagrada existe la posibilidad de un instrumento musical que
las derribe tal las de Jericó, una muralla que nos lleva a la
estructura, que nos lleva a conocer la simiente para ver donde
estamos parados.
La estructura puede ser lo que sostiene a un edificio, "minian" y
casualmente un minián es el conjunto de 13 hombres de la liturgia
hebrea que se necesita para organizar la base del credo y poder abrir
y cerrar cada día, como un nuevo acto de milagro; organización: la
estructura.
Una estructura es la carcasa que hace fuerte al albergue de lo
esencial: el corazón que por fácil, que por su flujo, por su estado
de fluidez podría derramarse una y otra vez, a veces con sentido,
otras sin él.
Una persona estructurada es la que reviste un orden para sus
actividades y sus secuencias, tal vez por el temor de romper con
viejos arquetipos o de paradigmas aprendidos no se atreve a
arrancarse de la monotonía detrás de los sucesos sorpresivos podemos
encontrar un mundo ininteligible, un mundo de boca frente al abismo,
un mundo que puede hacernos volar nuevos cielos, otros
descubrimientos, otras secuencias, ¿y qué pasaría con nosotros si el
álgebra de la vida aparentemente nos había traído el descanso del uno
más uno es dos y ese es el resultado y no otro, qué pasa cuando en la
recta de la vida nos damos con los números negativos qué no malos la
secuencia de la sombra donde agazapada nos espera la luz, o con un
universo parabólico donde las elipsis pueden hacer saltarnos hacia
otra dimensión, qué sería si rompiéramos las estructuras por ejemplo
del que nunca se atrevió a bailar por miedo al ridículo, o por no
vencer la timidez, o por no atreverse a trastocar las vibraciones que
por ejemplo nos da la danza sufí que girando, girando, y al girar,
perdemos nuestro centro y el émbolo nos traga hacia una dimensión
sublime, donde te vaciás para llenarte de mí- de Dios a su semejanza.
Una estructura es sólo un peldaño para ascenderte a la escalera de
tus ojos: el cielo con el que apostó Gabriel.
Te dejo con estas últimas palabras del viejo poema kavafiano del rey
Demetrio, aquel que sabiéndo llegada su hora supo escoger la senda
oculta, como un presocrático más.
Definitivamente no creo que tu amiga te hubiese querido delimitarte
en el rebote del daño,ella te perdona decís, el perdón tiene que ver
con la acpetación, con el gran amor y agregás que se va a pasear, te
deja sólo para la gran fiesta del libre albedrío; definitivamente
creo, aseguro que solamente ha querido masajearte el corazón, para
que te renueves y te sientas irrenunciablemente vivo, dále animáte
pegá el salto.

Sensiblemente,
Fanny G Jareton

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