martes, 2 de diciembre de 2008

Una luz, una nota, una lágrima

Por el balcón amplio y antiguo se introduce luz al salón. Estalla
en los cristales de la sala y la torna mas amplia, mas alegre.

Una tecla, guiada por las manos prodigiosas, deja escuchar una nota,
una sola nota.

Es, sin embargo , suficiente, para que los rostros cambien. Atentos,
esperan las siguientes, las que llegan acompasadas.

Entre la expectativa, trocada en atenta escucha, ella deja escapar una
lágrima pero dulce. No puede evitarlo, porque es feliz al recordar.

La melodía adquiere su mas bello significado y la retrotrae a tiempos
mas felices.

Inevitablemente se ha producido un cambio y su mirada es distinta, mas
tranquila y abarcativa.

Los demás nada notan al seguir los sonidos y la tarde va trocando su
sol hacia la noche.

Una luz, una nota, una lágrima, y se transforma la vida.

Oscar N. Galante.

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