No me digas adiós si es para siempre, me gusta más pensar que es un hasta luego. Mientras haya vida tenemos la ocasión de volvernos a encontrar.
Por todos los días que son recordados, la esencia que dejan los pasos cuando uno se va. Desaparecen todos los rincones, los sabores, los peldaños escondidos detrás de una pared.
La esperanza es un destino lleno de gotas de agua, tal vez las nuestras perduren en el tiempo. El Sol de la mañanas hace iluminar tu cabello, las nubes no se atreven a pasar delante.
Sonríen las historias contadas a la luz de una vela, las declaradas nuestras, las habladas con un no molesten en la entrada y las cortinas a medio abrir.
Guarda nuestro secreto en tu baúl, ese que tienes en el corazón, quizá en otra ocasión que nos de la vida, pueda abrirlo con la llave del recuerdo, para reírnos juntos.
Erika Martínez Rodríguez
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