Existen muchos mundos por descubrir dentro de la vida de cada uno. Cortázar, sin ir más lejos, utilizó la literatura para ello y, a través de un libro, dio "La vuelta al día en ochenta mundos". Por ello me parece muy acertado que los autores le hayan puesto ese título, "Mundos por descubrir" -Poesía de Galicia y México, a la antología que se acaba de presentar estos días en Galicia, España, y que contiene la obra de dos poetas mexicanos, Roberto Reséndiz Carmona (de Zamora, Michoacán y Olimpia Badillo Iracheta (de San Luis Potosí), junto a la de dos poetas orensanos, José Antonio Santos y José Ramón F. Morgade.
Como digo en el prólogo del libro: "Siempre he pensado que La poesía es el mercurio que mide la temperatura de los sueños y muestra el alma desnuda, el motor de un largo periplo que nos lleva a soprepasar los límites del ser y a sumergirnos en la profundidad del origen. Al escribir, el suelo se hunde bajo los pies pero el verdadero poeta no cae, sino que asciende hasta la incandescencia máxima, se recrea en los matices del fuego, estalla en cada letra. Es lo contrario de la sangre de la estatua, de las voces de ventrilocuo asustado. La poesía es un infierno en el que arden las llamas del deseo infinito, un tranvía que recorre los raíles irisados del delirio, el espíritu que emerge victorioso de la amarga tempestad de la vida. Y los autores que en "Mundos por descubrir" viajan, no cabe duda, en esa realidad de la fuga permanente, en cada latido de la corriente emotiva, en cada chispa de infinito que mata la agonía, en cada mirada que lanza el
ojo abierto de la luz".
A lo largo de varias jornadas, los autores, invitados por el Círculo Poético Orensano, han recorrido una buena parte de la geografía gallega. Ateneos, centros culturales, televisiones, etc. y lo que a mí me parece más importante, Institutos de Enseñanza y Colegios, dando a conocer su poesía. En cierto modo, le han descubierto un mundo nuevo, el poético, a cientos de escolares. A mi memoria vinieron las palabras de una niña de ocho años, al término de una intervención en el patio de un centro escolar de Michoacán, México, con motivo de mi participación en el XIII Encuentro Internacional de Poetas realizado el pasado año 2009, quien me susurró al oído, con una voz dulce y tímida pero llena de certeza y seguridad: "¿Sabe, señor poeta? Cuando yo se mayor voy a ser poeta como usted".
México ha supuesto siempre para mí, en los tres viajes ya realizados, una experiencia impresionante y, sobre todo, un ejemplo. La poesía no sólo se debe escribir, sino tambien sembrar, y ver, como he visto, a más de mil escolares reunidos en el patio de una escuela, vestidos de uniforme y encorbatados como de domingo, para recibir con ovaciones al grupo de poetas que los visitábamos y luego rodearnos para pedirnos autógrafos durante una hora, al término del evento, ha sido algo de lo más maravilloso que he vivido hasta ahora. No por esa cuestión del ego superlativo que solemos poseer los poetas, al sentirnos tratados como si fuéramos estrellas de la NBA, sino porque me estaba dando cuenta que esa es la manera de crear escuela y afición hacia uno de los géneros literarios que, por no ser comercial, es el más olvidado de las editoriales y de las instituciones. Aquellas palabras de una niña, cuyo nombre desconozco, pero que estoy seguro
llegará a ser una de las grandes poetas de México del siglo XXI, por la resolución que desbordaba su mirada, justificaron de sobra el esfuerzo que significó para mí desplazarme desde España al DF y del DF a Zamora, Michoacán.
Roberto Reséndiz y Olimpia Badillo han sabido ganarse en Galicia el afecto de todos los escolares y de todas las personas que los conocemos, sin desmerecer para nada a los poetas orensanos, no sólo por la calidad de su poesía sino por su acento y su especial manera de empatizar con la gente, así como también también por esa chispa de ingenio que a mí tanto me encanta de la gente mexicana. Han sabido transplantar de una manera única este tipo de actividades en las escuelas que son ya una costumbre en México pero aquí, todavía, prácticamente desconocidas, y en las que reside, no me cabe duda, el futuro de la poesía.
El próximo mes de junio, con motivo del XIV Encuentro Internacional de Poetas de Zamora, Michoacán, los dos poetas orensanos que participan en en la antología, y yo, les devolveremos la visita, acudiendo también a San Luis Potosí para presentarla. En mi agenda particular está también intervenir en universidades, centros de las artes, institutos y escuelas de Guadalajara, Cuernavaca y Puerto Vallarta. Tal vez también en algún sitio más, si el tiempo del que dispongo, del 31 de mayo al 23 de junio, me lo permite y fructifican los contactos establecidos.
Estoy convencido de que este cuarto viaje significará, también, otra experiencia inolvidable en la que aprenderé muchas cosas, con el aliciente de que tal vez descubra yo también, de nuevo, otros mundos, como por ejemplo el del amor, si encuentro a la mujer que en el festival del pasado mes de junio depositó en el bolsillo de mi gabán, sin que me diera cuenta, un colgante con una manzana de plata y pedrería, hechizo que alguien me contó utilizan las mujeres de allá para atraer al hombre del que están enamoradas, algo que me vendría realmente bien, dada la situación difícil situación familiar, con mi madre enferma, por la que estoy atravesando.
Marzo 2010©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario