viernes, 9 de octubre de 2009

Una forma de vivir

















Si viviera de otra manera nunca te hubiera visto
sentada en un jardí­n, mientras comías una manzana.
Un día con el sol pleno, vestida muy cómoda, tu escote me quitó el aliento. Tus senos me hicieron soñar.
Mi voz todavía tiene el calor de una exclamación.
Creo que debe seguir pegada a esa planta que tiene la dicha de verte todos los dí­as del año.
En tu páramo , con un viento húmedo, hasta te das el lujo de sonreí­r, mientras miras jubilosa a tu alrededor.
Descansas, pues el día ha sido agotador.
Donde haya un sitio en el que no crece el pasto, en ese sitio estaré mientras viva.
Habrá una guitarra cerca. Sé que tanto te gusta.
Vuelas con ella hacia la felicidad. y no te cuesta hacerlo.
Porque el amor es eso: Hechos simples que te llenan de cosquillas el vivir.
Aunque todo cuesta y nada es fácil.
Si pudiera hacerlo, movería un viento suave, ese que te gusta.
Para hacer realidad tu sueño.
Para que te sientas amada sin perder un ápice de tu libertad.
Para que seas feliz sin que te asfixies.
Para que respires ese viento y te sientas libre y dichosa.
Y que tus letras se sustenten como la flor que espera salir de tus palabras.
Ahora que encontramos el camino del diálogo puede que vuelen los pájaros que buscamos infructuosamente.
Puede que nada nos duela tanto.
Hasta podremos reír y soñar.
Son suficientes razones para sobrevivir en la jungla de cemento.
Para que resplandezca el cielo del atardecer con los últimos rayos del sol.
Seamos entonces los duendes que bordan los sueños otoñales.


Oscar N. Galante

1 comentario:

Carlos López Dzur dijo...

Excelente texto. linda cotidianidad,
Un abrazo,
carlos