La guarida de los buitres suele llamarse
el Gobierno. Suelen ser unas aves de rapiña.
Comen como carroñas al sudor ajeno.
Pero ellos alegan que la Ley les dio el derecho.
Que su permiso viene del Olimpo.
Mas, ¿saben qué?
Aún no convencen a nadie de que son inocentes
y, sin embargo, Proclos dijo
para una República que Platón tuvo en proyecto
que el primer ladrón sublime
ha de ser persuasivo y, por tanto,
los buitres no persuaden ni iluminan el por qué.
También dijo que Hermes Logios
más que ladrón es Intelecto Puro,
Nous en rescate, anticipo de luz
en el proceso, convocatoria
escapada de la Maia,
o de la madre que lo parió
y desautorizaba expectativas
ante la desvergüenza de los buitres.
¡Que viva Hermes, entonces, el ratero,
que vigila los caminos y espanta pájaro.
Que se jodan los autorizados del sistema
y chupen loquios! ... perdón: Logios.
Carlos Lopez Dzur
Del libro
"EL LADRON BAJO EL ABRIGO"
"El material editado en "Muestrario de Palabras" goza de todos los Derechos Reservados. La administración confía en la autoría del material que aquí se expone, no responsabilizándose de la veracidad de los mismos." En éste blog, encontrarás, todo lo que no pudo ser clasificado, pero que merece ser publicado."
sábado, 31 de octubre de 2009
jueves, 22 de octubre de 2009
sin título
La ciudad por la que transito se mueve entre la belleza y el encanto, entre la mirada de los turistas, que atentos a todo, han encontrado el orden en esta caótica ciudad, la elegancia por la que se mueve el viento, el cavilar de los días y el ruido de los coches. Son los turistas los que saben apreciar el lugar, los descubridores. La novedad nos embriaga, nos llena, nos transporta a la niñez en la que cada cosa que veíamos era extraordinaria. Los que ya viven y se han acostumbrado no se fijan, caminan pensativos por las calles sin pararse a observar, dejando la huella de los pasos, cruzándose con desconocidos a los que ni siquiera miran.
Cuando dejamos la autopista aparcamos el coche y salimos, me quedo de pie en la acera y alzo la mirada, en el cielo ya empiezan a asomar las primeras estrellas, aunque con las luces de la ciudad no se pueden ver bien.
Una suave brisa recorre las calles, por las que sólo caminan los que vuelven del trabajo, o los que han ido a algún recado. Las luces se empiezan a encender en las ventanas de los edificios, es la calidez del hogar, la vida en familia. Cuando entro en mi casa viene la paz, la tranquilidad de sentirte en tu ambiente, la seguridad que te da tu rincón.
El calor que te dan los que te rodean es importante, te sientes bien, lleno de vida. Los gestos que tengan hacía ti te dan tu sitio, ocupas un lugar destacado para alguien y ese alguien se preocupa por ti. Eso es el cariño, el amor, la amistad o todo lo que signifique relacionarse con el prójimo. No sabemos vivir en soledad, no es una buena compañera y en ocasiones es triste.
Intentamos buscar un barco que no vaya a la deriva, encontrar el camino que nos deje en buen lugar. Por eso vivimos rodeados de personas, cada uno diferente a otro, con su propia experiencia y aventuras que contar.
Porque en la variedad está el gusto y hemos logrado hacernos únicos, que la esencia se huela por todas partes, se respire en cada aliento, que al cruzar la mirada con la persona que te hace feliz, le puedas ver el alma en el blanco de los ojos. En esa pequeña distancia que nos separa el tiempo se detiene, se muestra afectuoso y renace la plenitud del alba, donde nostálgica deja caer sus deseos como gotas de rocío. Sientes que respira a tu lado, en la soledad nocturna, cuando enredados entre las sábanas te dejas llevar por los minutos que se pierden en el tiempo.
El otro día soñé con un enano, parecía sacado de la película de Blancanieves, con mucho pelo negro y barba que le cubría gran parte de la cara, tan sólo se le veían los ojos oscuros. Ahí estaba en mi habitación, mirándome desde el pie de la cama, como si quisiera decirme algo y no le salieran las palabras, entonces desperté y desapareció. Mi marido ya se había ido a trabajar, miré el reloj de la mesita, todavía podía dormir un poco más, era muy temprano.
Erika Martínez Rodríguez
Cuando dejamos la autopista aparcamos el coche y salimos, me quedo de pie en la acera y alzo la mirada, en el cielo ya empiezan a asomar las primeras estrellas, aunque con las luces de la ciudad no se pueden ver bien.
Una suave brisa recorre las calles, por las que sólo caminan los que vuelven del trabajo, o los que han ido a algún recado. Las luces se empiezan a encender en las ventanas de los edificios, es la calidez del hogar, la vida en familia. Cuando entro en mi casa viene la paz, la tranquilidad de sentirte en tu ambiente, la seguridad que te da tu rincón.
El calor que te dan los que te rodean es importante, te sientes bien, lleno de vida. Los gestos que tengan hacía ti te dan tu sitio, ocupas un lugar destacado para alguien y ese alguien se preocupa por ti. Eso es el cariño, el amor, la amistad o todo lo que signifique relacionarse con el prójimo. No sabemos vivir en soledad, no es una buena compañera y en ocasiones es triste.
Intentamos buscar un barco que no vaya a la deriva, encontrar el camino que nos deje en buen lugar. Por eso vivimos rodeados de personas, cada uno diferente a otro, con su propia experiencia y aventuras que contar.
Porque en la variedad está el gusto y hemos logrado hacernos únicos, que la esencia se huela por todas partes, se respire en cada aliento, que al cruzar la mirada con la persona que te hace feliz, le puedas ver el alma en el blanco de los ojos. En esa pequeña distancia que nos separa el tiempo se detiene, se muestra afectuoso y renace la plenitud del alba, donde nostálgica deja caer sus deseos como gotas de rocío. Sientes que respira a tu lado, en la soledad nocturna, cuando enredados entre las sábanas te dejas llevar por los minutos que se pierden en el tiempo.
El otro día soñé con un enano, parecía sacado de la película de Blancanieves, con mucho pelo negro y barba que le cubría gran parte de la cara, tan sólo se le veían los ojos oscuros. Ahí estaba en mi habitación, mirándome desde el pie de la cama, como si quisiera decirme algo y no le salieran las palabras, entonces desperté y desapareció. Mi marido ya se había ido a trabajar, miré el reloj de la mesita, todavía podía dormir un poco más, era muy temprano.
Erika Martínez Rodríguez
viernes, 16 de octubre de 2009
Detrás de los ojos l
Una gata que soñó ser Cleopatra
engarzada en la piedra del Misterio.
Una ecuación perfecta
entre tu ardor y mi hambre.
Un tropezón que cualquiera da
estremecido en la fiebre del otro
el desboque del otro
la irracionalidad en el espejismo del temblor.
Detrás de estos ojos que no te quieren ver
se eleva el polvo de la infancia que envuelve
a la caprichosa gemidora, en el pedido incestuoso:
Miedos y deseos rompiendo el muro de los ojos
que no son los míos ni los tuyos;
porosos que confluyen en la visión imaginaria:
Ojos de ternura que dar, ojos mordiéndonos la piel
lamiendo piadosos la soledad, ojos malditos que apuñalan
al gemido para matar todo síntoma de placer y dolor
tras el dolor del placer, ojos sedientos de lujuria
saciados con el vino de tu boca; resueltos
que se abisman a saltar y a meterse en el centro del centro
de tu llama, como una hipnosis en ese estado de dirección:
Eres mío, eres mío.
Ojos de Viernes, santificando la paz que nos llegará
cuando todo lo demás se haga olvido.
Ojos tartamudos sin poder nombrarte completo
porque la luz donde ese hombre que sos, está
me lleva al hormigueo de la sangre, a la expulsión
del espíritu del pájaro, al miedo de desear lo que no pueda tener
cada noche consecuente con mi incontinencia de vos.
Ojos atados al capricho tuyo,
a lo que me pidas sin pertenecerme, al nicho del silencio,
al bosque cuando el lobo está y sin embargo no está.
Ojos desdoblados en la borra del café que quieren adivinarte
en lo oscuro, en la obsidiana, en la ronda de la locura.
Ojos sonambulistas que van derecho hacia vos precipitándose.
Ojos cohibidos de derecha a izquierda, porque al revés se animan a todo,
al idioma sagrado, el de lo oculto; por pertenecernos.
Ojos de sernos en el cepo del para siempre sin que nadie lo sepa
aunque todos lo sepan porque no se puede ocultar lo que Es.
Ojos de amor, devanándose en la hebra del amor,
zarpa y celo rompiendo el deslumbramiento
penetrándonos en el grito abrasador
con la intempestuosa voz decisiva.
Fanny G Jaretón
engarzada en la piedra del Misterio.
Una ecuación perfecta
entre tu ardor y mi hambre.
Un tropezón que cualquiera da
estremecido en la fiebre del otro
el desboque del otro
la irracionalidad en el espejismo del temblor.
Detrás de estos ojos que no te quieren ver
se eleva el polvo de la infancia que envuelve
a la caprichosa gemidora, en el pedido incestuoso:
Miedos y deseos rompiendo el muro de los ojos
que no son los míos ni los tuyos;
porosos que confluyen en la visión imaginaria:
Ojos de ternura que dar, ojos mordiéndonos la piel
lamiendo piadosos la soledad, ojos malditos que apuñalan
al gemido para matar todo síntoma de placer y dolor
tras el dolor del placer, ojos sedientos de lujuria
saciados con el vino de tu boca; resueltos
que se abisman a saltar y a meterse en el centro del centro
de tu llama, como una hipnosis en ese estado de dirección:
Eres mío, eres mío.
Ojos de Viernes, santificando la paz que nos llegará
cuando todo lo demás se haga olvido.
Ojos tartamudos sin poder nombrarte completo
porque la luz donde ese hombre que sos, está
me lleva al hormigueo de la sangre, a la expulsión
del espíritu del pájaro, al miedo de desear lo que no pueda tener
cada noche consecuente con mi incontinencia de vos.
Ojos atados al capricho tuyo,
a lo que me pidas sin pertenecerme, al nicho del silencio,
al bosque cuando el lobo está y sin embargo no está.
Ojos desdoblados en la borra del café que quieren adivinarte
en lo oscuro, en la obsidiana, en la ronda de la locura.
Ojos sonambulistas que van derecho hacia vos precipitándose.
Ojos cohibidos de derecha a izquierda, porque al revés se animan a todo,
al idioma sagrado, el de lo oculto; por pertenecernos.
Ojos de sernos en el cepo del para siempre sin que nadie lo sepa
aunque todos lo sepan porque no se puede ocultar lo que Es.
Ojos de amor, devanándose en la hebra del amor,
zarpa y celo rompiendo el deslumbramiento
penetrándonos en el grito abrasador
con la intempestuosa voz decisiva.
Fanny G Jaretón
EL MONO CIBERNÉTICO – Blognovela – eBook novela gratis
EL MONO CIBERNÉTICO – Blognovela – eBook novela gratis
En jungla de Internet, entre chips, memorias ram y cables de fibra óptica, un mono escritor, con su aullido de lobo, le habla a una nueva generación. La época supermoderna, en la que ahora estamos inmersos, es el marco de las reflexiones metafísicas y de la crítica de alguien que suplanta a un chimpancé pensante; ¿o será el chimpancé el que suplanta al escritor?
El escritor web Pablo Paniagua, autor del la blognovela “Exex, la mujer del bigote” y de la novela on line “La Última Utopía”, ha comenzado a publicar en el diario “El Librepensador” http://www.ellibrep ensador.com la blognovela “El Mono Cibernético”. Los capítulos aparecerán todos los días pares, hasta una conclusión todavía no determinada, pues esta novela supone, en realidad, un experimento dentro de un subgénero literario que busca su metamorfosis como modo de expresión y como propuesta para contribuir al desarrollo de las nuevas formas narrativas en Internet.
La voz de cuatro personajes, hablando en primera y segunda persona, irán construyendo una historia que hará referencia al mundo que hoy vivimos: la época supermoderna. El Mono Cibernético viene a anunciar y certificar la muerte de la época postmoderna, de algo que terminó, en su dimensión artística, con la supremacía del concepto sobre el objeto, en una dispersión global de un arte vacío de contenidos y en caída libre dentro de una civilización dominada por la banalidad, donde la literatura tampoco se escapa de la inercia de la simulación.
El Mono Cibernético se rebela contra todo ello, y en su mundo, que es Weblandia, su palabra se hará escuchar.
Esta blognovela la pueden seguir en esta dirección:
http://www.ellibrep ensador.com/ el-mono-cibernet ico-una-blognove la-de-pablo- paniagua/
Y aquí, como botón de muestra, pueden leer la primera entrega:
CAPÍTULO 1
¿Libros? Éste puede ser un libro que empieza... un libro digital dentro de un diario digital. ¿Quién soy? El de cara de chimpancé, de mona Chita sin Tarzán simulando su grito por aquí. Es la compulsión por escribir igual que un grito interior que no sale por la garganta, sino de los dedos que pulsan estas teclas. Para ello me afané en dejar la banana a medio terminar, aunque no soy yo el que escribe porque los monos no saben leer y mucho menos escribir; es éste que me suplanta, que tomó mi foto de Internet para decir que soy yo, que es él, que es un chimpancé pensante…
Es difícil vivir sin identidad, pues todo ha de ser nombrado para existir, además de tener una imagen reconocible. Yo sólo me reconozco en esa fotografía robada para suplantarme a mí mismo, un ser agazapado tras la pantalla de una computadora, un escritor sin rostro que con estas palabras se mete dentro de tu cabeza, dentro de tu casa... Existo y no existo, soy un algo virtual, un racimo de palabras que se entrecruzan buscando un significado, ente de sustancia efímera… nada más.
Acabo de cenar y una mona me espera para esta noche. No sé cómo se darán las cosas, si es que se dan; de cualquier modo trataré de pasarlo bien. Ahora ya son dos vidas paralelas las que tengo (si es que no son más): la virtual que me invento y la real que no paro de inventar. Así es el devenir, algo que en parte nos viene dado de acuerdo a una caída como de fichas de dominó, de un efecto pocas veces predecible y que termina, a saber, con la muerte. Pero hoy no he de preocuparme por ello, pues un libro acaba de nacer. El resultado tampoco es predecible, como ese devenir que mueve los hilos de la existencia, pues escribo esta historia sin saber su final ni recorrido: toda una incógnita; he ahí lo emocionante de la apuesta, del experimento de acumular palabras e ideas en busca de un significado, y tú, lector, eres mi cómplice, el destinatario de un mensaje que se precipita en un universo fractal de enlaces cibernéticos, algo que llaman ciberespacio.
Pablo Paniagua
EL MONO CIBERNÉTICO – Blognovela – eBook novela gratis
http://www.ellibrepensador.com/ el-mono-cibernet ico-una-blognove la-de-pablo- paniagua/
En jungla de Internet, entre chips, memorias ram y cables de fibra óptica, un mono escritor, con su aullido de lobo, le habla a una nueva generación. La época supermoderna, en la que ahora estamos inmersos, es el marco de las reflexiones metafísicas y de la crítica de alguien que suplanta a un chimpancé pensante; ¿o será el chimpancé el que suplanta al escritor?
El escritor web Pablo Paniagua, autor del la blognovela “Exex, la mujer del bigote” y de la novela on line “La Última Utopía”, ha comenzado a publicar en el diario “El Librepensador” http://www.ellibrep ensador.com la blognovela “El Mono Cibernético”. Los capítulos aparecerán todos los días pares, hasta una conclusión todavía no determinada, pues esta novela supone, en realidad, un experimento dentro de un subgénero literario que busca su metamorfosis como modo de expresión y como propuesta para contribuir al desarrollo de las nuevas formas narrativas en Internet.
La voz de cuatro personajes, hablando en primera y segunda persona, irán construyendo una historia que hará referencia al mundo que hoy vivimos: la época supermoderna. El Mono Cibernético viene a anunciar y certificar la muerte de la época postmoderna, de algo que terminó, en su dimensión artística, con la supremacía del concepto sobre el objeto, en una dispersión global de un arte vacío de contenidos y en caída libre dentro de una civilización dominada por la banalidad, donde la literatura tampoco se escapa de la inercia de la simulación.
El Mono Cibernético se rebela contra todo ello, y en su mundo, que es Weblandia, su palabra se hará escuchar.
Esta blognovela la pueden seguir en esta dirección:
http://www.ellibrep ensador.com/ el-mono-cibernet ico-una-blognove la-de-pablo- paniagua/
Y aquí, como botón de muestra, pueden leer la primera entrega:
CAPÍTULO 1
¿Libros? Éste puede ser un libro que empieza... un libro digital dentro de un diario digital. ¿Quién soy? El de cara de chimpancé, de mona Chita sin Tarzán simulando su grito por aquí. Es la compulsión por escribir igual que un grito interior que no sale por la garganta, sino de los dedos que pulsan estas teclas. Para ello me afané en dejar la banana a medio terminar, aunque no soy yo el que escribe porque los monos no saben leer y mucho menos escribir; es éste que me suplanta, que tomó mi foto de Internet para decir que soy yo, que es él, que es un chimpancé pensante…
Es difícil vivir sin identidad, pues todo ha de ser nombrado para existir, además de tener una imagen reconocible. Yo sólo me reconozco en esa fotografía robada para suplantarme a mí mismo, un ser agazapado tras la pantalla de una computadora, un escritor sin rostro que con estas palabras se mete dentro de tu cabeza, dentro de tu casa... Existo y no existo, soy un algo virtual, un racimo de palabras que se entrecruzan buscando un significado, ente de sustancia efímera… nada más.
Acabo de cenar y una mona me espera para esta noche. No sé cómo se darán las cosas, si es que se dan; de cualquier modo trataré de pasarlo bien. Ahora ya son dos vidas paralelas las que tengo (si es que no son más): la virtual que me invento y la real que no paro de inventar. Así es el devenir, algo que en parte nos viene dado de acuerdo a una caída como de fichas de dominó, de un efecto pocas veces predecible y que termina, a saber, con la muerte. Pero hoy no he de preocuparme por ello, pues un libro acaba de nacer. El resultado tampoco es predecible, como ese devenir que mueve los hilos de la existencia, pues escribo esta historia sin saber su final ni recorrido: toda una incógnita; he ahí lo emocionante de la apuesta, del experimento de acumular palabras e ideas en busca de un significado, y tú, lector, eres mi cómplice, el destinatario de un mensaje que se precipita en un universo fractal de enlaces cibernéticos, algo que llaman ciberespacio.
Pablo Paniagua
EL MONO CIBERNÉTICO – Blognovela – eBook novela gratis
http://www.ellibrepensador.com/ el-mono-cibernet ico-una-blognove la-de-pablo- paniagua/
sábado, 10 de octubre de 2009
¿Como describirlo?
http://albertoviera 4.blogspot. com
Ansiosos dedos impulsivos aplastan teclas diminutas
un dibujo sobre un muro digital
imprime un cuadro abstracto extendido sin pincel
letras
conforman las palabras como un juego de ajedrez
impresas, cortadas, trasladadas
ansiosas del espacio donde obtengan un sentido
armoniosas al latir que las invoca
intentan que una nota se impregne en todas ellas
y definan el preciado sentimiento
que llego al mirarte caminar
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo?
si al minuto de escucharte
baje mis ojos mientras mis manos sonreían
si al instante de decirte mis verdades
construí para nosotros un castillo entre las nubes
hadas, princesas y un jardín de pétalos azules
cabalgando hacia tu encuentro con los labios amarrados
embriagado
erizándome la piel en un mundo de palabras atándome los labios
¡que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo!
temblando sin sentido
junte aun lo vivido, lo inventado y por vivir
ido, perdido, mas confundido
un manojo de razones escondiendo una razón
el amor una explosión
contemplativo a tus pestañas
recolectando huellas impresas en la arena
mi cuerpo en el altar de los batidos
mis pies apresurados aplastando tus pisadas
tembloroso abrazo la ansiedad
anhelando que el deseo se vuelva compartido
convocando la lujuria para hacerla entre nosotros
un templo en santidad
¿privilegios del amor?
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo?
mi estomago, mi pecho
invadido por el cáncer de tus labios
sin ser de mi
ideando encender un fuego incontenible
dama con el brillo de una niña en tus mejillas
¡vencido¡
sin decir amor y aun peor sin describirlo
solo un encuentro
escuchando luces bailando entre las nubes
derramando deseos
notas dispersadas sin tocar la tierra firme
los ropajes dispersados entre velas encendidas
tendiéndonos de espalda sin mirar nuestro pasado
apostándole al amor sobre nosotros
recortando a cada hoja sus heridas
poniendo en tus oídos un te amo
que dejo a las palabras tendidas sobre rocas
y el verso que esperaba que naciera de mis manos
lo leíste al mirarme sonreír
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve el describirlo?
pero bello es que al mirarme
no precises una letra para hallar
porque solo al contacto de mis manos
comprendes cuanto ansió tu presencia
si al minuto de escucharte
oigo desde el cielo la mas bella poesía
si al instante de decirte mis verdades
observas cuanto amor siento por ti
y mas fácil me resulta resumir
porque extenso se vuelve describirlo
Luis Alberto Viera
Ansiosos dedos impulsivos aplastan teclas diminutas
un dibujo sobre un muro digital
imprime un cuadro abstracto extendido sin pincel
letras
conforman las palabras como un juego de ajedrez
impresas, cortadas, trasladadas
ansiosas del espacio donde obtengan un sentido
armoniosas al latir que las invoca
intentan que una nota se impregne en todas ellas
y definan el preciado sentimiento
que llego al mirarte caminar
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo?
si al minuto de escucharte
baje mis ojos mientras mis manos sonreían
si al instante de decirte mis verdades
construí para nosotros un castillo entre las nubes
hadas, princesas y un jardín de pétalos azules
cabalgando hacia tu encuentro con los labios amarrados
embriagado
erizándome la piel en un mundo de palabras atándome los labios
¡que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo!
temblando sin sentido
junte aun lo vivido, lo inventado y por vivir
ido, perdido, mas confundido
un manojo de razones escondiendo una razón
el amor una explosión
contemplativo a tus pestañas
recolectando huellas impresas en la arena
mi cuerpo en el altar de los batidos
mis pies apresurados aplastando tus pisadas
tembloroso abrazo la ansiedad
anhelando que el deseo se vuelva compartido
convocando la lujuria para hacerla entre nosotros
un templo en santidad
¿privilegios del amor?
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve describirlo?
mi estomago, mi pecho
invadido por el cáncer de tus labios
sin ser de mi
ideando encender un fuego incontenible
dama con el brillo de una niña en tus mejillas
¡vencido¡
sin decir amor y aun peor sin describirlo
solo un encuentro
escuchando luces bailando entre las nubes
derramando deseos
notas dispersadas sin tocar la tierra firme
los ropajes dispersados entre velas encendidas
tendiéndonos de espalda sin mirar nuestro pasado
apostándole al amor sobre nosotros
recortando a cada hoja sus heridas
poniendo en tus oídos un te amo
que dejo a las palabras tendidas sobre rocas
y el verso que esperaba que naciera de mis manos
lo leíste al mirarme sonreír
¿que fácil es decir amor y tan extenso se vuelve el describirlo?
pero bello es que al mirarme
no precises una letra para hallar
porque solo al contacto de mis manos
comprendes cuanto ansió tu presencia
si al minuto de escucharte
oigo desde el cielo la mas bella poesía
si al instante de decirte mis verdades
observas cuanto amor siento por ti
y mas fácil me resulta resumir
porque extenso se vuelve describirlo
Luis Alberto Viera
viernes, 9 de octubre de 2009
Una forma de vivir
Si viviera de otra manera nunca te hubiera visto
sentada en un jardín, mientras comías una manzana.
Un día con el sol pleno, vestida muy cómoda, tu escote me quitó el aliento. Tus senos me hicieron soñar.
Mi voz todavía tiene el calor de una exclamación.
Creo que debe seguir pegada a esa planta que tiene la dicha de verte todos los días del año.
En tu páramo , con un viento húmedo, hasta te das el lujo de sonreír, mientras miras jubilosa a tu alrededor.
Descansas, pues el día ha sido agotador.
Donde haya un sitio en el que no crece el pasto, en ese sitio estaré mientras viva.
Habrá una guitarra cerca. Sé que tanto te gusta.
Vuelas con ella hacia la felicidad. y no te cuesta hacerlo.
Porque el amor es eso: Hechos simples que te llenan de cosquillas el vivir.
Aunque todo cuesta y nada es fácil.
Si pudiera hacerlo, movería un viento suave, ese que te gusta.
Para hacer realidad tu sueño.
Para que te sientas amada sin perder un ápice de tu libertad.
Para que seas feliz sin que te asfixies.
Para que respires ese viento y te sientas libre y dichosa.
Y que tus letras se sustenten como la flor que espera salir de tus palabras.
Ahora que encontramos el camino del diálogo puede que vuelen los pájaros que buscamos infructuosamente.
Puede que nada nos duela tanto.
Hasta podremos reír y soñar.
Son suficientes razones para sobrevivir en la jungla de cemento.
Para que resplandezca el cielo del atardecer con los últimos rayos del sol.
Seamos entonces los duendes que bordan los sueños otoñales.
Oscar N. Galante
miércoles, 7 de octubre de 2009
El Relato posmoderno de las Grandes Ilusiones
El mundo puede ser materialmente
muy hermoso, hay que ayudar a forjarlo
y yo lo quiero así, pero no es suficiente.
Preciosa sea la convicción de alma.
Sin su hermosura, por más bella que sea la geografía,
un mundo de mentira se tiene.
Una cloaca es el mundo, vómito expandido
para la compulsión de consumo.
El trabajo puede ser honorable, el verdadero apero
que redime, la ilusión de cada mañana productiva,
el anhelo que se tiene después de la noche de reposo.
Yo quiero ese trabajo, creativo, dignificador
de mi día; pero, fatigado de acoso
por explotadores, condenado a la voluntad
del miserable, el trabajo me aliena,
me empobrece. La producción se vuelve
la factura que encadena, la mentira, el cebo
para engranarme al sistema de mi oprobio.
El conocimiento es el misterio más amado,
lo inagotable, lo indispensable, victoria que corona
a los puros y yo lo necesito como mi alimento.
Sin sentido... las cosas no brillan en sus méritos.
Sin esa luz, el mundo está en lo oscuro;
pero, mire usted, lo novedoso y atrayente
es ídolo carente de verdad, de valía.
Es sólo una lujuria de los ojos.
Yo no quiero ese infinito bombardeo
de la costumbre vestida de palabra y dobles intenciones.
No esos medios que para comunicar mercadean,
reprograman, aturden, reconstruyen su parche
de malicia. Manipulan, mienten, aridecen.
Quiero el amor, lo que da paz y empatía.
Lo llamo conformidad, aceptación, convivencia,
pero, incondicional no es. Y lo que doy y lo que tengo
parece insuficiente y me siento que no puedo
merecerlo. Orilladas están sus mil invocaciones.
Mi amor se ha convertido en soledad,
anónimo llanto, dolor escondido en la sonrisa
hasta que venga esa muerte transmoderna
y me recoja en el seno de su anhelo.
Hay grandes figuras carismáticas, modelos de ser
que no son tal vez celebridades; pero son lo profundo,
lo ejemplar, lo modélico, yo quiero amarlas.
Las admiro y no puedo alcanzarlas porque son
como ajenas y ellas no están conmigo.
Son como divas que hacen lo que les da la gana.
O los centros de poder las ocultan,
vedándolas, las manosean a gusto
y le quitan el lustre.
Son el lujo de aquel que las controla
y las pasea como a perros de raza por las plazas
de sus presunciones. Entonces, me conformo
con los seres sencillos, humildes, olvidados,
simplemente mediocres, aislados, en el mercado
de la cultura popular. Seres como yo,
quizás incomprendidos.
... porque ya la ideología está desmeritada
y el contenido del mensaje se condiciona y se vende.
El mundo está rehenchido de mejores postores.
Con la imagen decorada, todo se sustituye;
ya nadie quiere amar lo profundo, ya no se cree
que haya verdades, no se cree en nada
que no se venda y no se toque.
Lo mismo vale una ilusión con los pequeños ídolos
que te dañan los ojos y la ansiedad del alma.
Las convicciones valen lo que el apetito
y te alimentas con escoria y formas vanas,
bisutería de cínicos, correctamente audaces
que devoran y corrompen.
Por eso lo que no aparezca admitido por ninguno
es lo que a mí pertenece. Estoy donde no está nadie
y nadie quiere estar. Ahora no me interesa
el mundo hermoso, ni el avatar de los célebres,
tampoco el mundo de grandes triunfadores.
No me interesa el amor de los felices
ni el dolor de los grandes sufridores.
Me hace daño.
No me interesa el sentido del fracaso
ni las revalorizaciones fragmentarias
del cosmos y el origen.
No me interesan las Grandes Ilusiones.
Carlos Lopez Dzur
De Las zonas del carácter
muy hermoso, hay que ayudar a forjarlo
y yo lo quiero así, pero no es suficiente.
Preciosa sea la convicción de alma.
Sin su hermosura, por más bella que sea la geografía,
un mundo de mentira se tiene.
Una cloaca es el mundo, vómito expandido
para la compulsión de consumo.
El trabajo puede ser honorable, el verdadero apero
que redime, la ilusión de cada mañana productiva,
el anhelo que se tiene después de la noche de reposo.
Yo quiero ese trabajo, creativo, dignificador
de mi día; pero, fatigado de acoso
por explotadores, condenado a la voluntad
del miserable, el trabajo me aliena,
me empobrece. La producción se vuelve
la factura que encadena, la mentira, el cebo
para engranarme al sistema de mi oprobio.
El conocimiento es el misterio más amado,
lo inagotable, lo indispensable, victoria que corona
a los puros y yo lo necesito como mi alimento.
Sin sentido... las cosas no brillan en sus méritos.
Sin esa luz, el mundo está en lo oscuro;
pero, mire usted, lo novedoso y atrayente
es ídolo carente de verdad, de valía.
Es sólo una lujuria de los ojos.
Yo no quiero ese infinito bombardeo
de la costumbre vestida de palabra y dobles intenciones.
No esos medios que para comunicar mercadean,
reprograman, aturden, reconstruyen su parche
de malicia. Manipulan, mienten, aridecen.
Quiero el amor, lo que da paz y empatía.
Lo llamo conformidad, aceptación, convivencia,
pero, incondicional no es. Y lo que doy y lo que tengo
parece insuficiente y me siento que no puedo
merecerlo. Orilladas están sus mil invocaciones.
Mi amor se ha convertido en soledad,
anónimo llanto, dolor escondido en la sonrisa
hasta que venga esa muerte transmoderna
y me recoja en el seno de su anhelo.
Hay grandes figuras carismáticas, modelos de ser
que no son tal vez celebridades; pero son lo profundo,
lo ejemplar, lo modélico, yo quiero amarlas.
Las admiro y no puedo alcanzarlas porque son
como ajenas y ellas no están conmigo.
Son como divas que hacen lo que les da la gana.
O los centros de poder las ocultan,
vedándolas, las manosean a gusto
y le quitan el lustre.
Son el lujo de aquel que las controla
y las pasea como a perros de raza por las plazas
de sus presunciones. Entonces, me conformo
con los seres sencillos, humildes, olvidados,
simplemente mediocres, aislados, en el mercado
de la cultura popular. Seres como yo,
quizás incomprendidos.
... porque ya la ideología está desmeritada
y el contenido del mensaje se condiciona y se vende.
El mundo está rehenchido de mejores postores.
Con la imagen decorada, todo se sustituye;
ya nadie quiere amar lo profundo, ya no se cree
que haya verdades, no se cree en nada
que no se venda y no se toque.
Lo mismo vale una ilusión con los pequeños ídolos
que te dañan los ojos y la ansiedad del alma.
Las convicciones valen lo que el apetito
y te alimentas con escoria y formas vanas,
bisutería de cínicos, correctamente audaces
que devoran y corrompen.
Por eso lo que no aparezca admitido por ninguno
es lo que a mí pertenece. Estoy donde no está nadie
y nadie quiere estar. Ahora no me interesa
el mundo hermoso, ni el avatar de los célebres,
tampoco el mundo de grandes triunfadores.
No me interesa el amor de los felices
ni el dolor de los grandes sufridores.
Me hace daño.
No me interesa el sentido del fracaso
ni las revalorizaciones fragmentarias
del cosmos y el origen.
No me interesan las Grandes Ilusiones.
Carlos Lopez Dzur
De Las zonas del carácter
sábado, 3 de octubre de 2009
El poeta que preserva la unidad
Uno se vincula al texto del poema existenciado,
a la red de pensamientos que lo teje, que unifica,
que preserva... uno le llama realidad, lo cognoscible. ..
porque el universo es éso, canción vibratoria
mensaje / poema / horizonte
a los que los ojos se acostumbran
para clasificar las unidades armoniosas
morfologías / eventos significativos y señales y palabras...
Uno se despoja insatisfecho con las sombras
y en el negocio del oír, boquea con rima y pausa
y anhela que se conozcan los latidos y el origen
para así amar más las procedencias sonoras.
Quiere el atestiguador saberse de memoria
lo que concierna a voz, a estrofa, a cánones
una vez que baile en carne y hueso,
como vivito y coleando; y por eso se une al texto
del poema y el universo se va constituyendo
según lo quiere percibir el que ama
o deifica las sustancias, o las ondas.
No dirá que vivirse es un velo
de mortaja, uno es que mejor pide un texto
aunque no sepa todavía si la energía es primero
que la aguja que cose, o si el pensamiento
es antes que la red con que pesca
sus peces, o se gana la vida, o se busca las cosas,
o se explica lo posible que acontece.
Uno, entre cuantos de liquidez luminosa
y bancos arenosos con olor y tacto
y residuos de algas aún más pequeñas
que los electrones, se vincula al poema organizador
y a la canción consoladora y bendice la mar.
No hay materia sólida de vida,
no hay aguas disolventes, sólidas de muerte,
sólo ese hilillo lumínico, tenue, invisible,
como la plata oculta que la musa tiende
por amor a Teseo camino al Laberintos
donde vive el monstruo creativo del Poeta
mitad-tejedor de unas luces, mitad ser-que-desteje,
guerrero / fiera que destruye, muerde...
Ser-que-preserva por querer sobrevivirse.
Carlos Lopez Dzur
a la red de pensamientos que lo teje, que unifica,
que preserva... uno le llama realidad, lo cognoscible. ..
porque el universo es éso, canción vibratoria
mensaje / poema / horizonte
a los que los ojos se acostumbran
para clasificar las unidades armoniosas
morfologías / eventos significativos y señales y palabras...
Uno se despoja insatisfecho con las sombras
y en el negocio del oír, boquea con rima y pausa
y anhela que se conozcan los latidos y el origen
para así amar más las procedencias sonoras.
Quiere el atestiguador saberse de memoria
lo que concierna a voz, a estrofa, a cánones
una vez que baile en carne y hueso,
como vivito y coleando; y por eso se une al texto
del poema y el universo se va constituyendo
según lo quiere percibir el que ama
o deifica las sustancias, o las ondas.
No dirá que vivirse es un velo
de mortaja, uno es que mejor pide un texto
aunque no sepa todavía si la energía es primero
que la aguja que cose, o si el pensamiento
es antes que la red con que pesca
sus peces, o se gana la vida, o se busca las cosas,
o se explica lo posible que acontece.
Uno, entre cuantos de liquidez luminosa
y bancos arenosos con olor y tacto
y residuos de algas aún más pequeñas
que los electrones, se vincula al poema organizador
y a la canción consoladora y bendice la mar.
No hay materia sólida de vida,
no hay aguas disolventes, sólidas de muerte,
sólo ese hilillo lumínico, tenue, invisible,
como la plata oculta que la musa tiende
por amor a Teseo camino al Laberintos
donde vive el monstruo creativo del Poeta
mitad-tejedor de unas luces, mitad ser-que-desteje,
guerrero / fiera que destruye, muerde...
Ser-que-preserva por querer sobrevivirse.
Carlos Lopez Dzur
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