domingo, 29 de enero de 2012

ENTRE EL FRÍO USTED Y EL YO CANDENTE




Ella, vuelve de forma intermitente desde cualquier lado del Tiempo. Piensa que antes de nacer, el impulso que la lleva hacia nuevos parajes es esa voz que viene de miles de puntos cardinales. El  ayer, el hoy y el mañana, son solo pétalos secos dentro de esa corola que la involucra con la rosa de los vientos. Sabe que él la crea, que la recrea a su antojo, que le insufla alientos y desalientos, de esa manera se ve encadenada entre mil tonalidades, el pincel, y una paleta invisible.


 -¡No!- se dice así misma, - No puede haber alguien que anude mi lengua de esta forma, al tan punto, que sienta el sádico placer que representa morder nudos incoherentes de verdades a medias. Sí, siento la dicha inefable con cada palabra que me ahorca. Sé que él que me dibuja, es un verdugo que me congela en medio de finos trazos. Ése, sonríe malevo, pasando las yemas de sus dedos sobre las cuartillas en las que me moldea mil ideas locas-.


¡Pobre mesa de cedro! Ella debe soportar el fuego de un creativo desbocado y el olor de la flama que se desprende cuando dá rienda suelta a ese sueño que se le ocurrió ese fatídico 30 de noviembre. Esta mujer de alma envejecida se clava al borde de un lecho indecente que él le ha creado para darle forma, la moldea como si fuera de cera, la derrite, la funde entre dobles líneas. La enfría, la vacía, mientras afuera, todos los que conforman el mundo que lo rodea, piensan que solo se encierra a escuchar música o a ver un partido de fútbol. ¡Si supieran los desmanes de su pluma y de su alma! ¡Cómo osa crearle una familia! ¡Sí ella pertenece a todas las especies, si ella va y viene por todos los mundos! ¡Cómo osa ponerla en el bamboleo de una cuerda floja, a la que finalmente tensa como pasamanos entre simas infernales de las que no querría emerger viva, consciente, sensiente! ¿Que la busquen en un verso? ¿En un poema? ¡No, no hay un acento ortográfico que la obligue! Todo es tan sutil como los acentos prosódicos con los que palpita su corazón. Ella es. Solo es.


diciembre 1,


... Si, las brujas lo sabemos. Nunca dudamos pero nos cuidamos de los que lanzan sus palabras como quien no quiere la cosa. De verdad, me sorprendió mucho la propuesta enviada desde el Averno. Me gusta porque me reta. Nunca he pensado en escribir prosa. De hecho soy una primeriza en todo esto. ¡Eres tú, un maldito demonio veterano del que se puede aprender mucho! ¡Lo que sugieras! Para mejorar mi modo de decir o de deslizarme entre palabras estoy dispuesta a seguir tus indicaciones y a cocerme en tu caldero.


diciembre 1,


Hay seres empecinados en hablar de regreso cuando van hacia adelante y van de partida cuando ocurre lo contrario, pero la realidad es que siempre se vuelven sobre sí mismos porque no conocen las arterias, las de ida y las de regreso. ¿A quién se le habrá ocurrido querer encapsularla en un relativo intervalo de años? ¿Acaso lograrán licuarle la consciencia y descargarla por el retrete de un parvulario? Maldito eco que fustiga pensamientos ecológicos y le incrusta en el cerebro ideas de galaxias y vida limpia. ¡Qué le importan a ella la Vida o la Muerte, si a miles de años luz gira una moneda sobre su propio eje, fundiendo la cara con la cruz, convirtiendo en inservible al Tiempo y en pañuelo moquiento a la Tierra, ya de por sí, inhabitable. ¿Por qué se le ocurre ponerla a hablar con un robot o con un ser de carne y hueso, si al día de hoy, ambos, robot y hombre, son lo mismo? Qué importa estar inmerso en un año que dura un segundo o en un segundo que dure infinitud de evos. Paradojas como esas son chistes flojos de bufo miserable. Ella quiere morir mil veces como ayer o como las tantas veces que ha muerto en ese mañana que se sube y que baja como araña, colgando de un pegajoso hilo de locura que la envuelve y que no la deja descargarse de una vez sobre la montaña de desperdicios de esos mundos de alta densidad. Ésos, mañanas desmadrados desde donde no puede viajar sobre el mar, porque hace tiempo se lo chupó la tierra. Hay seres empeñados que no la dejan pararse en el borde de sí misma, que no la dejan llegar a  la otra orilla. Pero su paciencia tiene límites y el monstruo que la habita aparece en cada uno de sus arrebatos de furia incontrolable, para darle la largada en ese redondel que se llama existencia. Qué no la toreen, porque su alma errante se alborota como las pollillas en época de reproducción.


- ¿Qué pasará más allá de mi piel o de la indentidad que sobrevive en las pocas gotas de sangre que habitan en mis venas?- Piensa. Mientras, a través de la ventana del salón, observa a los niños que juegan a la pelota sobre el prado seco. Es octubre de un año que aun no llega y del cual tiene perfecta memoria. ¿Son niños o alas brillantes y multicolores de mariposas que aún son crisálidas? O, ¿de verdad son niños del vecindario, hijos de aquella pareja que apenas si se la ve los viernes a la media noche?- Así cavila, mientras de su boca caen trozos de carne inocente, caen también las palabras indefensas. ¡Ay! Y ella sin codos apoyados en la repisa de la ventana, para sostener con las manos su cabeza y con ella, la reverberacion de ideas que se agitan en su mente.


Así, sigue escuchando por algún tiempo ese monólogo dentro del cuerpo que habita. Por sus oídos gotean dulces las melodías de un blue, mas su oído interno no digiere tales sonidos por densos y, en su cerebro se marchitan las ideas nuevas por el miedo de parecer excentricidades. Ahora mismo tiene consciencia de que en su mente dialogan y pujan miles de palabras. Sabe con certeza que si se levanta de la cama debe haber una salida y, que ésa, quizás, ya no se ajuste a sus apetencias y a su delirante fiebre. No quiere perderse el segundo acto ¡Qué angustia! Injusto aquel que se atreva a juzgar sus ambivalencias y dicotomías, las que columpia entre cortinas fantasmales de un cuarto que a primera vista parece vacío.


diciembre 3...


diciembre 4...


¡feliz año nuevo!!...


¿hay más días...?
¿meses y años...?
¿de verdad, hay Vida?

ana lucia montoya r

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