Como empiezo? Nunca he escrito, pero a petición de Yossi intentaré relatar mi viaje a Belén para pasar la navidad allí.
El día en Petach Tiqwa amaneció muy frío, y como Belén está a más altitud, pues me fui bien abrigada.
Me fuí a la oficina de Yossi a las 2 y de ahí me llevó a Yafo de donde salían los autobuses.
Se suponía que saldríamos a las 3.30 de la tarde, salimos a las 6 pues el bus número 3 no llegaba por el trancón en la autopista. Bueno, llegó y nos fuimos.
Oramos y cantamos hasta la llegada a Jerusalém, solo una hora de viaje y de ahí a Belén. Oh tragedia, el hotel no guardó las habitaciones para 150 personas, solo para 50 y ahí empezó el éxodo. Nos dieron otro hotel en una ciudad a tres kilómetros de Belén, con la mala suerte que nadie lo conocía y el chofer no sabía como llegar. Así pasaron 65 minutos hasta que al fín alguna persona dijo donde era. Bonito hotel, en un hermoso lugar, pero nuevamente la lucha para alojar 100 personas. Después de una hora mas o menos nos dieron las habitaciones y nos instalamos corriendito para poder salir a cenar , ya eran casi las 9 de la noche.
A mi me tocó con tres señoras, en una bella habitación.
Nos encontramos en la recepción y nuevamente al autobús y al restaurante.
Cada salón era para 600 personas, de cada idioma distinto. Cenamos comida árabe, todos teníamos hambre, así que casi la devoramos en menos de lo que canta un gallo.
A las diez caminamos como tres cuadras para escuchar la misa a las 11 p.m. en la gruta de los pastores, donde en la época del nacimiento del Niño Dios un ángel se les aparece a pastores en esa gruta y les dice que ha nacido Jesús. Queda en una loma, un lugar de pastoreo. La gruta (que es natural), puede medir de ancho unos cuatro metros, de largo unos doce y de alto poco menos de dos, teniendo lugares más bajos aun. La misa ahí fue muy emotiva, llena de recogimiento por las casi 100 persona que logramos entrar. Terminada la misa vuelta al hotel y dormir en fantásticas camas hasta las 6.30 para estar listos al desayuno y la partida luego a la iglesia de La Natividad, el lugar donde nació el Niño Dios.
El desayuno, similar a la cena, comida árabe muy rica. Me comí unos quesitos deliciosos.
Llegamos a La Natividad y nos separamos en grupos, ya que había más o menos 20.000 peregrinos del mundo entero. Es algo inenarrable, sobrecogedor. Hicimos una cola dentro de la misma Basílica como de una hora para poder bajar al lugar de nacimiento, que es una cueva debajo de la basílica.
Cuando al fín pude bajar me llené de mucha emoción, me arrodillé y besé el lugar del nacimiento del Niño Dios, una gruta realmente chiquita, no más de tres metros de ancho por cinco de largo, donde dormían las bestias. En ese mismo lugar, a un metro del nacimiento nos dijeron misa en español a las 11.30 de la mañana, solo cabíamos unas diez personas y tuve la dicha de poder estar yo entre ellas.
Luego fuimos a otra gruta cercana llamada Gruta de La Leche. Cuenta la tradición que La Virgen María le daba pecho al Niño Jesús en esa gruta, aun más pequeña que las anteriores. En algún lugar mi cabeza llegaba al techo. Las mujeres de Belén y sus alrededores que tienen problemas en quedar embarazadas o que tienen poca leche, van a la gruta y comen un poquito de tierra. Dicen que esto las ayuda a sus necesidades. Yo quisiera un Yossi May chiquito, pero por nuestras edades no es posible, tampoco comí la tierra.
Al salir de ahí quedamos libres dos horas, así que me dedique a recorrer las angostas calles del centro de Belén, repletas de bellezas árabes de todo tipo.
Para comprar algo te piden un precio y al regatear lo sacas 50% menos.
Quedé enamorada de esta bellísima ciudad, muy parecida a las israelíes, las mismas construcciones, pero con habitantes netamente árabes.
Solo el 20% son católicos, los demás musulmanes.
Cumplido el tiempo regresamos al lugar de encuentro, nos llevaron a almorzar, nuevamente árabe, deliciosa y a las 4 emprendimos el regreso a casa. Yo dormí en el trayecto.
Al llegar a Yafo, llamé a Yossi y fue a buscarme. Le dije que la próxima ida a Belén deseo hacerla con él junto a mí.
Gracias Dios mío por darme la oportunidad de estar en los lugares santos por donde TU anduviste.
Gracias amor mío, por poder hacer este sueño realidad.
Barranquilla, Diciembre 30 de 2.007
Maria Elena May
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