miércoles, 19 de septiembre de 2007

Dejo Constancia

De: graciela holfeltz




Soy la que han lapidado,

hasta oír sobre el polvo la piadosa frase de Él.

Y también la perjura, la indigna, la blasfema.

Amé al ángel guerrero que lastimó a Jacob.

Di vuelta mi rostro y quedé pétrea y salítrea.

Comulgué junto al Otro en la tentación del desierto.

Y antes, fui fruta de Éride,

guerrera de Osiris,

serpiente de Rá.

¡Qué bello era el innoble Judas por mis piernas!

¡Qué feliz en la noche de los Santos Inocentes!

Virgen y capitana, muerta en la hoguera por bruja.

Puta del usurero,

querida de Torquemada.

Sensual ante el leprosario

y la mano llagada de la peste.

Pero aquí estoy, hoy,

con todo eso en mis ancas,

en mis pechos yermos y en mi sexo torvo.

En mi razón.

No me quejo, no desangro.

Respiro todavía.

Soy.

Alguna vez (yo aguardo) triunfalmente,

cobraré con unción

mis treinta dineros.





Graciela, clavo y canela

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