Migdalia B. Mansilla R.
Desperté de un sueño inerte. No alcanzaba desprenderme de los fantasmas que coparon la quimera milenaria en el transcurrir la vigilia del día, invadida de lívidos sauces, coro indiscutible del llanto exánime del campanario que anuncia cercanas tempestades.
La porfía de encontrar memorias infantiles, adolescentes sueños, hizo crujir con más denuedo las hojas caídas de este otoño embebido de pesadumbres, de una lejana sombra que cubre la sonrisa que un día fue luz en mi faz, y hoy, es mueca del dolor que acompaña a los deudos del olvido.
Pasa el tiempo, llega el fin, ya nada podrá estorbar a este sueño mío, impersonal, grabado en un haz de la luna sonámbula, testigo de mi último viaje solitario bordado de adioses, consuelo de la noche diáfana, preludio de melancólicas despedidas.
Los recuerdos, se quedaron guindando en las alas de los pájaros errantes.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: ante tanta borrasca, ante tanto dolor presentido, ante tanta angustia vivida hoy.
Septiembre 03 de 2007
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