miércoles, 19 de septiembre de 2007

Sobre cómo leer poesía

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Humberto Silva Morelli


Este lunes y martes recién pasado, cuando recién había terminado de leer las bellas, interesantes y documentadas reflexiones de Harold Bloom, sobre The Art of Reading Poetry, y cuando por salud tuve que guardar cama, decidí compartir lo que yo siento sobre cómo leo la poesía. Parto de la premisa que con sólo decir lo que siento, estoy entregando una opinión sesgada, porque acepto como verdad un sentimiento que raras veces es razonado. No siempre lo que nace del corazón, lo entiende la razón.

Una poesía es o desea ser una obra de arte. Chica o grande, pero arte al fin. Pero en este mundo y curiosamente, nada es fácil, aún para la palabra poesía. “Poesía”, es de origen griego y se pronunciaba así: “poíeessis” que significa “creación”. O sea, tiene igual origen que “hematopoyesis” como se denomina la formación de las células sanguíneas que viene de “haimatos = sangre” y “poíeessis = creación”. En cambio “escultura”, viene de “sculpere”, que en sentido literal expresa “grabar con cincel”. Por ello, una escultura no es más que una artesanía, sin los excelsos atributos de una creación. La rareza de este origen no está en los griegos sino en nosotros, que creemos que los antiguos veían al mundo igual que como nosotros lo vemos hoy. Ellos y las personas cultas de entre ellos, tenían un lenguaje muy reducido para lo que es la cultura actual. Porque su idea del mundo, su vivencia en este mundo y sus conocimientos generales, eran pequeños, comparativamente con los actuales. Sin embargo los atavismos no nos abandonan. Según todos los diccionarios consultados (los que yo tengo más varios de la internet), una “obra de arte”, es básicamente una factura humana, confeccionada con calidad extremadamente alta y no mucho más que eso, aunque recientemente y en forma muy tímida, se ha agregado la inofensiva palabra “bella”. En estas definiciones no se mencionan los sentimientos, cuya connotación actual y para toda obra de arte, supera al hecho de sentir con los históricos y así llamados cinco sentidos, que para nuestros antepasados eran los únicos elementos comunicantes entre el ambiente externo al cuerpo y su ambiente interno. Recordemos que aún hoy, los sentidos reconocidos sólo son cinco: El oído, la vista, el olfato, el gusto y el tacto. Por eso y sin que se nos critique un mal uso de palabras, nos podemos preguntar:

¿Has escuchado (sentido) algún ruido?
No se por qué, el verbo sentir, casi no funciona para la vista.
¿Sientes mal olor?
¿Sientes el sabor de esta torta?
¿Sientes en tu cuello, la dura etiqueta de la blusa?

Estas preguntas están bien, porque todo eso se puede sentir con los sentidos, pero ¿donde están los sensores orgánicos que validen las siguientes preguntas?:

¿Sientes amor?
¿Sientes deseos de gritar?

No lo se. Aunque se que siento la belleza de una canción. Y se porque así lo siento, que aún llora mi alma por la partida de mi único amor. Y se porque así también lo siento, que hoy vivo rodeado por el amor de mi familia y de tantos amigos, viejos y nuevos, que viven en mi corazón. Y esto que he sentido, paradójicamente son sentidos diferentes a los convencionales. Nuestros cinco sentidos, por tanto, son diferentes aunque parecieran estar al mismo nivel que los sentimientos del alma(¿...?). Estos últimos, difieren de los otros sentimientos, en que no se relacionan directamente con el sentir físico, dado que la estimulación de terminales nerviosas, no tiene una relación directa con el tipo o cuantía de emoción, producida en un individuo dado. Alguien me puede explicar ¿dónde está la terminal nerviosa que produce una lágrima al irse un ser amado, o al leer una poesía? Por eso se que el mundo emocional de hoy, está muy lejos de definir una obra de arte sólo por el oficio de su construcción. En el mundo de hoy, muchos pensamos, que toda obra de arte está hecha para ser emocionalmente sentida, considerando sólo como accesoria, la elegancia o finura de su factura. Lógicamente esto no puede ser consensuado ni factible de ser aprobado en votación. También se, porque me ha sucedido, que el mayor premio que alguien puede dar a un poeta, puede ser una lágrima, un suspiro o la dulce sonrisa de una ilusión de amor, y si eso se repite en el tiempo, aun cuando el poeta no lo pueda ver ni sentir, ese poeta ha logrado la inmortalidad.

Si deseamos maximizar nuestro agrado por una poesía, por la Poesía, o por cualquier obra de arte, o Arte que llegue a nuestro corazón, deberíamos entender dentro de una totalidad, su estructura, su argumento, su contenido y sus objetivos. Así Esther, mi vieja enamorada, me enseño a querer y a sentir la belleza del Canto Gregoriano. Después de este aprender a querer y a sentir, viene el detalle de la forma expresiva que al ser característica de cada autor de una obra de arte, es hija de sus experiencias de vida, de sus ilusiones, sus frustraciones, sus logros, y de todo lo que es él, que va mucho más allá del mundo perceptible. Quizás por eso, siento que la “Retórica aplicada a la poesía”, no ha podido ser normalizada ni esquematizada, dentro de mi mentalidad estadísticamente deformada. Es posible que al ser la poesía un canto del alma, se escapa de los cánones normales para la razón, al estar inmersa en la luz que D's puso en nuestro corazón. Por estas razones, y siempre para mi, la poesía no sólo es una creación literaria, es un canto a D's, a la belleza y a todo lo hermoso que poseemos… y como es un cantar… al leerla, aún dentro del más absoluto de los silencios, deberíamos sentir su ritmo y su cadencia, envueltos en una armonía que traspasa el corazón. Cuando eso sucede con un escrito, ese escrito es poesía.


Supe que era poesía,
cuando en sus ojos vi…
cuando en sus mejillas sentí…
que una lágrima caía.


En mi hacer poético, también he descubierto, que los versos o los versículos de una poesía, sólo son formas de puntuación y como toda puntuación, sólo nos señala la magnitud de la espera entre versos o versículos y la espera producto del inicio o del término de una idea. Por ello un poema escrito con versos o en línea continua, siempre será una poesía. Y una prosa truncada para que parezca poema, siempre será una prosa truncada. Y si esa prosa truncada es hermosa, ¿Qué importa lo que sea o cómo la deseen llamar?

Para finalizar, les contaré lo que yo percibí, ante una sentida definición de poesía escrita por una lolita en la Internet:



Poesía …
es canción
de vida.
Es oración hilada
que con palabras parte.
Es luz de día.
Es creación
nacida…
en el arte
de un alma enamorada.




Humberto Silva Morelli

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